Feb 25 2008

Más allá de las elecciones en España

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Marcos Roitman Rosenmann

[Rebelión / La Jornada]

Las diferencias entre un partido conservador xenófobo, situado en el extremo de la derecha europea, y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es abismal, no digamos con Izquierda Unida u otros partidos del espectro político institucional. Ello se traduce en tiempo de elecciones en un miedo al oscurantismo con un efecto consecuente, llamar al voto útil, todos contra el Partido Popular (PP). No se llama a votar, sino hacerlo instrumentalmente. No se busca un voto en conciencia. Muchos podemos coincidir en el diagnóstico, no en la solución. Hoy, el PP encarna lo más retrógrado y espurio de la política. Rancio en sus actuares, ejercita un caciquismo en el siglo XXI bajo una forma oligárquica. Es decir plutocrática, excluyente y represiva. Desprecia los valores de la igualdad, la justicia social, la democracia radical y la ciudadanía ejercida con dignidad. Rehúye el cambio social y se atrinchera en un mundo decimonónico el cual añora. Bajo un discurso peculiar quiere recuperar el papel estelar de Dios y la familia católica en la sociedad política. El Estado laico debe aparcarse hasta nuevo aviso. La Iglesia, en tanto institución, según reza su credo, debe recuperar el protagonismo e imponer sus normas de conducta, proyectar su verbo divino en el mundo terrenal. Un fundamentalismo de nuevo cuño, en el cual el túnel del tiempo nos transportaría a las catacumbas de los colores purpurados, las conferencias episcopales y las órdenes en los púlpitos de las iglesias para el amén de todo quisque. Se acabó la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado. Los ateos, agnósticos y el resto de confesiones pasarán por el aro. Ni laicismo ni secularización.

Para el PP, España ha sido traicionada. Hoy vive su peor crisis desde la transición, una pérdida de identidad, se tambalea la gobernabilidad y su unidad territorial. Sufre una degeneración de principios morales cuando se proclama la unión de matrimonios homosexuales, la promiscuidad se extiende y la prostitución no se combate. La cotidianidad es un sin mar de pesadumbres: violencia, terrorismo, drogas, delincuencia juvenil, alcoholismo e inseguridad ciudadana. Sin olvidar las lacras del narcotráfico y el terrorismo internacional. En conjunto, una situación en la cual la corrupción del espíritu y la emergencia de falsos dogmas perturban la verdadera salida. Dogmas impulsados por los lobos con piel de corderos, fariseos del mercado de las ideologías, cuyo fin es quebrantar la fe católica, desprestigiar al Papa de Roma y destruir a Occidente. En otras palabras, son los progresistas, ellos quieren acabar con el sistema de libertades, la economía de mercado y el liberalismo. Hay que desenmascararlos, son portadores de la ideología del buenísimo; nos llevan hacia un abismo, oscuro y desangelado.

Bajo estas circunstancias es necesario poner orden. Proponer un director de orquesta que sepa mover la batuta. Devolver la confianza a los concertistas. Deben recuperar el ritmo y saber que han nacido para obedecer. Por consiguiente, el nuevo caudillo se erige en un salvador de la patria. Frente a la oscuridad la luz, al caos el orden. Así se transforma en Cid Campeador contra los inmigrantes. Se convierte en un capitán Garfio contra una tripulación amotinada. Muta en empresario prometiendo más despido libre y flexibilización del mercado laboral. Tampoco olvida su condición de hombre proclive a enfermar y ofrece la privatización de la salud pública. Así se mejora la gestión. Las mil y una cara del candidato. Practica la ética de la responsabilidad para salvar la nave y recalar en puerto seguro. Antes mano dura que ser mojigato. Desea una España grande, libre y unida bajo el poder central de la Inquisición. La derecha es redentora, y su caudillo, Rajoy, recupera un tono mesiánico iluminado por el grandioso. Motivo suficiente para entender de los problemas del común, ya puede alumbrar certezas. Aduce a la economía doméstica, a subir los salarios, crear empleo, reducir impuestos y bajar alquileres. Se acerca a los mercados, pregunta por el precio del pan, la leche, la carne, frutas y verduras. Toma nota y muestra interés, firma autógrafos y se retrata sin importarle si ríen o lloran. Dice tener sensibilidad. Atiende las reivindicaciones de estudiantes, deportistas, investigadores, universitarios, agricultores, campesinos, jóvenes y pensionistas, todos tienen su espacio. Él no genera incertidumbre. Seguro de sí mismo, es parte del poder, jefe de la oposición, expresa con gesto paternalista: el poder no puede decir un día blanco y al siguiente negro. No debe jugar con el futuro. Para la derecha, el destino social y político de las personas está como Edipo Rey, formando parte de su propio ser. De su ethos. Profesión, clase, carácter, estatus, ideología, deben adquirirse desde la cuna y no ser modificados. Se acabó la movilidad social y la idea del progreso. Partidarios de la creación inteligente, de la existencia del infierno, sus actuales cosmovisiones lo ubican en la franja del espectro político más a la derecha del conservadurismo mundial.

Aunque lo más significativo de este fenómeno es su traslación al mercado electoral, es decir lo anterior, forma parte de un consumo de ideas para votantes adictos a dichos mensajes. En España existen 8 o 9 millones de consumidores que compran regularmente la visión del PP. Se relamen en temporada electoral. El programa con sus colores, sus candidatos, en sus ofertas y sus rebajas los hace atractivos, compran compulsivamente, se exponen productos en forma de promesas y eslóganes electorales. Pero lo mismo ocurre en la otra orilla. El PSOE, Izquierda Unida y los partidos que han gobernado y gobiernan en las comunidades autónomas asumen la misma práctica. Tal vez no se dan cuenta del grado de hastío y la sobrecarga del sistema. El riesgo acecha. Si esto continúa, España podrá tener a su manera un ¡Ya Basta! Una alternativa al orden político neo-oligárquico. Quizás emerja la Tercera República de sus cenizas. Con ello se recuperaría la ciudadanía plena, la democracia política y la memoria histórica, esencia para ejercer el principio de dignidad humana, secuestradas desde la Segunda República.


Feb 22 2008

Sindicatos e intelectuales denuncian la manipulación informativa de Canal 9

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En el programa Parlem Clar, la presentadora dio un auténtico mitin político en el que defendía las ideas del Partido Popular.

Según recoge el diario Levante, las secciones sindicales de UGT, CCOO y STAPV-IV de RTVV han denunciado. Como prueba de esta manipulación y partidismo, los sindicatos citan el programa Parlem Clar. En la última edición de este programa, Manu Ríos, la presentadora, dio un auténtico mitin político en el que defendía las ideas del Partido Popular. Tal y como desveló El Plural este espacio debate está dirigido por un amigo personal de Rajoy.

“Absolutamente intolerable”

Este mitin de Ríos es para los sindicatos algo “absolutamente intolerable en una televisión pública”. Por ello, los sindicatos han presentado una denuncia contra el director general de RTVV, Pedro García, por la “reiterada utilización partidista de la radiotelevisión pública valenciana”. Los sindicatos están dispuestos a llegar al Tribunal Constitucional y al de Luxemburgo si fuera menester, con el objetivo de librar a la televisión pública valenciana de estas dosis de manipulación.

“Verazmente y sin censura”

Por otra parte, un grupo de profesores e intelectuales ha presentado un manifiesto Por una RTVV plural y democrática. Del mal uso y abuso de la radio y de la televisión públicas valencianas. En este manifiesto, los firmantes denuncian el “grave déficit de la democracia” en Valencia, y reivindican el “derecho de los ciudadanos a ser informados verazmente y sin censura”.

Comisión de Expertos

Los intelectuales consideran que debe crearse una Comisión de Expertos con el fin de estudiar “los problemas” y promover “un pacto político y social que permita el cumplimiento de los objetivos que marca la ley e, igualmente, llegar a una solución pactada del caos económico” que según ellos existe en la RTVV. Según los firmantes del manifiesto, “los ciudadanos hemos sido desposeídos de nuestro derecho a tener una radiotelevisión que sea representativa de la pluralidad social y que nos informe verazmente y sin censura”.

Medidas políticas

En cuanto a la calidad del trabajo que se realiza en RTVV, los firmantes del manifiesto concluyen que “Canal 9 es hoy un instrumento totalmente al servicio del Partido Popular y, casi excluisvamente, una fuente de ingresos para el empresariado audiovisual afín a este grupo político”. Por ello, el manifiesto solicita a los políticos “que no permitan la continuidad del deterioro del principal medio de comunicación valenciano”.

Ací pots signar el MANIFEST per una Radio Televisió Pública Valenciana PLURAL


Feb 21 2008

me voy a Madrid…

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sembla que es d’un anunci de Catalunya Radio [vist en Anna Notícies]


Feb 20 2008

avui al Levante

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Feb 19 2008

La Fiscalia obri diligències penals per no tenir depuradora a Alcossebre.

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[vist en No Tan A Prop]

Quan portem 2605 dies incomplint la Directiva 91/271CE a tots els pobles costaners del Baix Maestrat, és a dir, a Vinaròs, Benicarló, Peníscola i Alcossebre, per no tenir depuradora i per continuar tirant la merda al mar, mitjançant emissaris submarins, sense la depuració mínima legal, ens assabentem que la Fiscalía ha obert diligències per si s’ha pogut produir un pressumpte delicte ecològic o contra el medi ambient. Cal recordar que a data 31 de desembre de l’any 2000 havíem de tenir depuradora en funcionament. A l’any 2008, encara ni Benicarló, ni Peníscola ni Alcossebre tenen ni tan sols el projecte tècnic aprovat de la futura EDAR que s’ha de construir per imperatiu legal.


Feb 18 2008

ellos irán a votar… ¿y tú?

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Hay muchas opciones, vota la que más te convenza, pero acude a las urnas, no solo es tu derecho, ¡es tu responsabilidad!


Feb 17 2008

imparcialitat a Canal 9

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quina vergonya!!


Feb 16 2008

Malas y buenas noticias

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Santiago Alba Rico

Hay siempre malas y buenas noticias.

La buena noticia es que en España circulan 26 millones de automóviles privados; que 8.000 km2 están ocupados por carreteras, calles y aparcamientos; que hay 43 millones de teléfonos móviles; que utilizamos 60.000 millones de envases de plástico y cartón; que comemos 175 kilos de carne por persona y año; que sólo en la Comunidad de Madrid hay 500.000 casas vacías; y que cada minuto gastamos en distintas chucherías -comestibles o electrodomésticas- 600.000 euros.

La mala noticia es que, según la OMS, unos trece millones de personas mueren cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente, 200.000 de entre ellas como consecuencia directa del cambio climático.

La mala noticia es que, según Al Gore, “el casquete polar nórdico está derritiéndose y desmoronándose y podría desaparecer completamente durante el verano en menos de 22 años”.

La buena noticia es que, según la periodista Amy Goodman, “las grandes empresas ya están celebrando la ruptura del casquete polar, pues abrirá una ruta marítima en el norte desde el Atlántico al Pacífico, creando una vía más barata para transportar más cosas innecesarias”.

La buena noticia es que arrojamos a la atmósfera, todos los días, 70 millones de toneladas de partículas contaminantes.

La mala noticia es que las empresas que contaminen por encima de lo previsto en los protocolos de Kioto tendrán que comprar a otras empresas su derecho a sobrecontaminar a un precio de aproximadamente 10 euros por tonelada de CO2.

La buena noticia es que 80 millones de aviones sobrevuelan nuestras cabezas todos los años y que en el año 2010 el número de viajes turísticos alcanzará los 1.100 millones.

La mala noticia es que, según Francesco Frangialli, director general de la Organización Intermacional del Turismo, los destinos preferidos de nuestros consumidores -paradisíacas playas y centros de esquí- habrán desaparecido quizás en pocos años.

La mala noticia es que consumimos 75 millones de barriles de petroleo al día y para el 2015 la demanda habrá aumentado en un tercio más.

La buena noticia es que para afrontar la inevitable escasez de combustible y la correspondiente crisis energética y alimentaria, los ricos de EEUU tendrán que deshacerse en los próximos cincuenta años de 92 millones de estadounidenses si quieren mantener sus niveles de crecimiento y consumo; los del resto del mundo deberán suprimir a 4.250 millones de seres humanos.

La buena noticia es que en este mundo y bajo estas condiciones es muy difícil distinguir las buenas de las malas noticias. ¿O es ésta quizás la mala noticia?

Durante dos décadas, gobiernos y multinacionales -con EEUU a la cabeza- han negado, cuestionado o matizado la realidad del cambio climático. Ahora, la concesión del premio Nobel de la Paz a Al Gore, millonario ex-vicepresidente del país más ambientalmente agresivo del mundo, viene a revelar, no la conciencia repentina de un desastre inminente y la voluntad de autocorrección, sino la necesidad de gestionar esa conciencia -asentada desde hace tiempo en gran parte de la población- sin cuestionar el modelo del que proceden las amenazas. Mediante el control institucional de la alarma ecológica, gobiernos y multinacionales buscan obtener ventajas de un peligro que no pueden ya ocultar. En primer lugar, tratan de generar la tranquilizadora ilusión de que se están tomando medidas, de que hay siempre una solución tecnológica a los excesos de la tecnología y de que hay una alternativa capitalista a los desastres del capitalismo. En segundo lugar, orientan la atención hacia la responsabilidad individual, con el doble efecto de afirmar el espejismo de nuestras libertades atómicas dentro del mercado y de impedir las conexiones colectivas, tanto en las causas como en las respuestas. Por último y como resultado de lo anterior, el cambio climático queda inscrito dulcemente en la ecuación naturaleza-capitalismo bajo la forma de un Sujeto o Agente mitológico, fuente él mismo de los males que nombra, hacia el que las víctimas no pueden dejar de dirigir su rencor: “El Cambio Climático alarga el verano”, “el Cambio Climático aumenta el riesgo de tsunamis”, “el Cambio Climático eleva el nivel de los mares”. El cambio climático deja de ser el resultado de una intervención estructural a gran escala sobre y contra la naturaleza para convertirse más bien en el objeto natural -adverso y tenebroso- de un haz de intervenciones individuales salvíficas magistralmente coordinadas por Unión Fenosa, Repsol y Monsanto.

¿Desarrollo sostenible? ¿Crecimiento sostenible? ¿Canibalismo sostenible? La fuente de toda riqueza, recordaba Marx a los socialdemócratas alemanes, “no es el trabajo sino la naturaleza”. Bajo el capitalismo, la fuente de toda riqueza no es la naturaleza ni el trabajo ni la explotación ni el saqueo sino la hipótesis material de una acumulación -y una destrucción- ilimitadas. Hace ya tiempo que la humanidad, empujada por una combinación mortal de tecnología y capitalismo, ha cruzado ese umbral a partir del cual la fuerza misma de la que depende nuestra supervivencia depende de nuestra intervención para sobrevivir. La naturaleza que nos sostiene ya no se sostiene a sí misma. Frente a ella lo único que se sostiene a sí mismo, el único “organismo” autorregulado e irreformable, es precisamente el capitalismo que la destruye sin cesar, amenazando su supervivencia como hogar y nodriza de los seres humanos (por no hablar de aves, mamíferos y plantas). Sólo la pusilanimidad o el interés más ciegos pueden creer aún que es posible estar al mismo tiempo en contra del cambio climático y a favor del mercado. “Deprisa, deprisa”, escribía Primo Levi en un poema de 1987 dirigido con amargura a los responsables de esta fragilidad sin precedentes de la especie humana: “deprisa, deprisa, ampliemos el desierto/ en las selvas del Amazonas/ en el corazón vivo de nuestras ciudades/ en nuestros propios corazones”. Deprisa, deprisa -más deprisa aún- debemos expropiar las empresas, planificar la economía, regular el consumo, ralentizar nuestras ciudades, poblar nuestros corazones, como última posibilidad de mantener con vida una naturaleza que hemos combatido, saqueado, vencido y a la que ahora -tal vez demasiado tarde- hay que sostener y regular desde fuera -expresión ominosa del daño infligido y del peligro creciente.

La mala noticia es que el capitalismo ni se detendrá ni se destruirá solo -salvo para destruir con él la humanidad misma.

La buena noticia es que todavía respiramos.


Feb 15 2008

La fi de la bombolla

El programa 30 minuts de TV3 ens parla del fi de la bombolla immobiliària i la crisi al sector immobiliari no només en Espaya sinó també als EEUU on donada la necessitat de vendre i la manca de compradors, ja s’opta per la subhasta de les cases per part dels propietaris, subhastes on cases de més de 200m2 es venen per uns 130.000 EUR.


Feb 14 2008

Devolución (revolución)

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Santiago Alba Rico [Doropaedia]

Revolución: hasta el siglo XV no existe la palabra y sólo en el XVII se usa por primera vez como metáfora política. Todavía en el siglo XVIII, treinta años antes de la más famosa y decisiva, la Encyclopedie de Diderot y D’Alembert se ocupa sobre todo de las acepciones científicas del término: la rotación de una figura plana en torno a un eje inmóvil para la geometría, la órbita completa de un planeta alrededor del sol para la astronomía, la acción recíproca de las ruedas por medio de engranajes para la relojería. El vocablo Revolución, hasta el derribo de la Bastilla, evoca en las minorías cultas de Europa, dóciles a su etimología latina, la tranquilidad de un automatismo restaurador, la constancia mecánica de un eterno retorno: rodar, girar, circular sobre un raíl fijo y para volver al punto de partida. De hecho, la consagración política del término en Inglaterra -nos recuerda Hannah Arendt- no va históricamente asociada a la revolución popular de Cromwell de 1648 sino a las dos maniobras reaccionarias de 1660 y 1688 encaminadas “a la restauración del poder monárquico en su gloria y virtud primitivas”.

Es la Revolución francesa de 1789 la que establece para siempre el concepto político de la Revolución como un radical comienzo a partir de otros carriles; es decir, no como el ciclo natural del retorno al mismo principio sino como la necesidad de empezar desde uno nuevo. Algo de la acepción original permaneció, sin embargo, en este impulso prometeico. Los jacobinos franceses destruyeron el Antiguo Régimen -observa Marx- “vestidos con ropajes romanos” y a fin de restaurar las libertades ciudadanas de la República de Bruto. Además, concibieron su empresa emancipatoria, a partir de la inspiración ilustrada, como el re-establecimiento de una naturaleza humana siempre burlada y jamás establecida. Los grandes defensores de la monarquía -Maistre, Burke, De Bonald- habían insistido en la identificación entre Sociedad y Naturaleza precisamente porque Robespierre y Saint-Just habían demostrado de hecho -con los hechos- la artificialidad de esa ecuación. La Revolución es sobre todo Devolución; la acción restauradora mediante la que se devuelve a los hombres sus derechos naturales (“libertad, igualdad, fraternidad”), negados y silenciados, como sostenía Rousseau, a través de una larga historia de violencias sociales. Es ésta también la concepción marxista de la Revolución que llevará al triunfo bolchevique de 1917: “revolverse” es devolver a los hombres la propiedad sobre los productos de su trabajo, expropiada violentamente por igual bajo el régimen feudal y bajo el capitalismo. La restauración de la Naturaleza, en cualquier caso, está obligada a ser revolucionaria frente a esta fuerza mecánica siempre victoriosa que acaba por imponer a la revolución misma un dinamismo también mecánico: junto a la revolución de los astros, de las figuras y de las ruedas del reloj, tenemos la revolución de las revoluciones, cuyos ciclos periódicos, inscritos en el corazón del sistema, restauran una y otra vez, no sus principios nuevos, sino su necesidad (1830, 1848, 1871, 1968). Bajo el capitalismo, lo que vuelve sin descanso es, sí, la necesidad de la Revolución.

Pero vuelve precisamente porque el artificio expropiador, la desigualdad, la tiranía, el dolor inducido, la infelicidad organizada no descansan nunca y no nos dejan descansar. El eje material y subjetivo del capitalismo, colofón de la llamada revolución industrial, es el automóvil, metáfora extrema de la acepción mecánica, no política, de la Revolución. Geométrica, astronómica, relojera, esta raíz original se fija y se consuma en el “motor”, cuyos giros vertiginosos se miden también en “revoluciones”. El capitalismo es una máquina que gira sobre sí misma, a velocidad cada vez mayor, y es ésta su condición mecánica irresistible, y su formato tecnológico, lo que paradójicamente confiere a sus sociedades, mucho más que a las del Antiguo Régimen, una apariencia de Naturaleza. Y por eso acaba por parecernos natural, y aceptamos con naturalidad, la extinción de 16.000 especies, la disolución de los polos, el empobrecimiento del agua, la tierra y el aire, la muerte por hambre, el poder de la malaria, la dificultad para encontrar un trabajo y una casa, el contagio de la insolidaridad y hasta la tortura, los bombardeos y las invasiones.

La naturaleza nunca ha existido y por tanto hay que crearla por medios artificiales, como las vacunas, los antibióticos, la música y el amor. La única Revolución permanente -como la de las figuras, los astros y los relojes- es la Revolución mecánica, motorizada, del capitalismo. Y por eso una Revolución política no puede ser ni mecánica ni motorizada y mucho menos permanente; no podrá ser sólo revolucionaria. La Revolución debe ser, sí, una Devolución y aplicará, en consecuencia, una triple presión en una triple dirección: será revolucionaria en lo económico, para devolver a los hombres la propiedad que les es mecánica e ininterrumpidamente escamoteada y sin la cual no podemos ser lbres; será reformista en lo institucional, para devolver a las instituciones la autonomía que les es mecánica e ininterrumpidamente secuestrada y sin la cual no podemos ser iguales; y será conservadora en lo antropológico, para devolver a la Tierra la autarquía que le es mecánica e ininterrumpidamente robada y sin la cual no podemos tampoco ser hermanos.


Feb 14 2008

Permitidme tutearos, imbéciles

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ARTURO PÉREZ-REVERTE

Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.

Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.

Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.

Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.


Feb 11 2008

Política exterior del PSOE: el poder de la magia

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Santiago Alba Rico (escritor)

Como es sabido, los prestidigitadores ejecutan una serie de pases mágicos –enormes garabatos en el aire– para ocultar y al mismo tiempo anunciar, por debajo de nuestro campo de visión, el cambio rapidísimo que arrancará nuestros aplausos. Sólo un reduccionismo demagógico puede negar la discontinuidad de la política exterior de Zapatero respecto de la de su predecesor en el Gobierno, pero sólo la ingenuidad interesada de un tifoso podría dejar de percibir que esta discontinuidad tiene que ver sobre todo con la pompa de la magia. En este terreno, como en otros, no se sabe qué asombra más, si la prometedora y excitante teatralidad de los pases de mano del PSOE o el hecho de descubrir, al inclinar la mirada, que todo sigue igual.

No desdeñemos esta magia como simplemente retórica o tramposa; hace falta mucho menos poder taumatúrgico para transformar un pañuelo que para transformar a los espectadores (que es lo que hacen en realidad los magos), y lo cierto es que los pases grandilocuentes del PSOE, que mantienen inalterado el Gobierno, han cambiado radicalmente –oh– a los gobernados: de las movilizaciones populares contra la guerra que estuvieron en el origen del vuelco electoral del 14-M, cuatro años después no queda nada. La diferencia entre el PP y el PSOE, por tanto, no es sólo formal, salvo que aceptemos que las formas (el llamado “talante”) son precisamente las que determinan las respuestas del público frente al escenario; la diferencia muy material y mensurable entre la política exterior del PP y la del PSOE es que la del primero generaba protestas y movilizaciones y la del segundo no. Hay magos que consiguen hacer desaparecer un conejo dentro de un sombrero mientras el público aplaude; el PSOE, mucho más eficaz, ha hecho desaparecer al público mismo cuando empezaba a alborotar.

[Artículo completo aquí]

Este artículo forma parte del número especial “Cuatro Años de ZP” publicado por el quincenal de información crítica DIAGONAL


Feb 06 2008

Sin respuesta la gran pregunta de la historia

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Enrique LacosteCarlos Rafael Diéguez

La pregunta más grande de la historia y mejor formulada, con lógica, argumentos irrebatibles y una carga de humanidad incuestionable ha recibido el mismo tamaño de silencio como respuesta, sin justificación alguna. Eso de “hacerse de la vista gorda” en mucha gente (léase millonarios) anda como plaga, y ahora se le suma la de ser mudo. Cuando la interrogante se hizo, hace cerca de doce años, los medios del mundo desarrollado no le concedieron mucho caso, desde luego se trataba de una complicidad para que los responsables o dueños de tanta “energía negativa” que debían responder por su culpa, no se enfadaran y se sintieran aludidos.

Fidel Castro, en la Cumbre Mundial sobre la alimentación efectuada en la sede de la FAO en Roma el 16 de noviembre de 1996 formuló la pregunta más grande de la historia de la humanidad:

“¿Por qué se invierten 700 000 millones de dólares cada año en gastos militares y no se invierte una parte de estos recursos en combatir el hambre, impedir el deterioro de los suelos, la desertificación y la deforestación de millones de hectáreas cada año, el calentamiento de la atmósfera, el efecto invernadero, que incrementa ciclones, escasez o excesos de lluvias, la destrucción de la capa de ozono y otros fenómenos naturales que afectan la producción de alimentos y la vida del hombre sobre la Tierra?”

Ochenta y cinco palabras tiene la contundente pregunta formulada el siglo pasado y que desde entonces ha recibido mutis y amenaza ser tapada con más silencio. Todo indica que los “señores del mundo” no oyen los discursos en defensa de los pobres y mucho menos canciones.

Era un adolescente cuando escuché por primera ves una canción del brasileño Roberto Carlos con unas estrofas que por mi temprana edad no entendía muy bien /Yo quisiera poder aplacar una fiera terrible/ Yo quisiera poder transformar tanta cosa imposible/ Yo quisiera decir tantas cosas que pudieran hacerme sentir bien conmigo/. Hermosa melodía para un himno de la humanidad que debería ser entonado por los grandes empresarios y “dueños” del mundo que hoy no se inmutan ante el vertedero oceánico.

Los océanos del planeta se han convertido en reservorios de desechos que envenenan a los seres vivos de la tierra y el agua. A los mares, junto con las aguas residuales, que van a parar a la basura y generan los grandes consorcios industriales de los países desarrollados: ¡el colmo hasta residuos radiactivos!

Los científicos consideran que el ochenta por ciento de los contaminantes que invaden la mar provienen de fuentes terrestres. Los seres humanos se pasan la vida fabricando la muerte, su propia extinción orientada por un puñado de negligentes, sedientos de papeles dólares.

La realidad de la contaminación esta en la mente de los hombres que en el afán de riqueza destruyen la naturaleza. Cuanta razón tiene Roberto Carlos al afirmar en su canción que tituló “Progreso” como ironía perfecta / Yo quisiera no ver tantas nubes oscuras arriba/ navegar sin hallar tantas manchas de aceite en los mares/ y ballenas desapareciendo por falta de escrúpulos comerciales/ Yo quisiera ser civilizado como los animales /.

Es triste decirlo, pero hoy el hombre, debiera mirar más a los animales y aprender de ellos la armonía del trabajo y la sostenibilidad alimentaria; aprender como las abejas capaces de hacer uno de los productos mas saludables de la naturaleza, como es la miel, gracias al esfuerzo colectivo exhiben racionalidad, disciplina, inteligencia. Hasta las gallinas, perros y caballos pueden darnos hoy lecciones de convivencia. Los animales apenas contaminan y cuando lo hacen es como consecuencia de la acción de los hombres. Es lógico que el cantor quiera ser como los animales porque nada justifica que tanto verde en la tierra ande muriendo y las buenas aguas de los ríos y los peces desaparezcan.

Fidel Castro como gran humanista que es, hizo la pregunta más grande de la historia en nombre de los millones y millones de hambrientos del planeta y al propio tiempo, en la interrogante, dio la sugerencia de cómo acabar con la miseria. La respuesta a la idea que ofreció tampoco ha llegado. Continúan las inversiones de armas para las guerras en busca del petróleo con el pretexto de matar terroristas. No han respondido la pregunta, y si están a punto de acabar con la humanidad.

Doce años cumplirá el 16 de noviembre de 2008 la pregunta más grande de la historia, nunca es tarde para recordarla y actualizarla. Los medios tan humanos y democráticos del planeta de seguro pueden olvidar el silencio por el bien de la humanidad.



Fòrum ciutadà d'Alcalà-Alcossebre