Abr 22 2009

Europa: la dignidad de la sumisión

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Santiago Alba Rico [Rebelión]

Finalmente las potencias europeas hicieron el pasado lunes el gesto enérgico, digno y civilizado que todos estábamos esperando. Como izquierdistas justicieros, sin temor a las consecuencias, poniendo su honor y su conciencia por encima de los protocolos, afirmando públicamente su apoyo insobornable a los altos valores encarnados en nuestra historia, los representantes de la UE no dudaron en boicotear una reunión internacional en la que la infamia pretendía alzar la voz. Se levantaron de sus asientos y desfilaron uno por uno, la cabeza erguida, la estatura desafiante, hacia la salida.

Europa había aguantado ya demasiado. Había tolerado –por ejemplo- la invasión de Panamá, la doble destrucción de Iraq, el bombardeo de Sudán, los bombardeos sobre Pakistán, el linchamiento del Líbano, los asesinatos de Uribe en Colombia, las cárceles secretas de la CIA, etc. porque eran realmente destructivas. Había tolerado también las declaraciones de Bush sobre Iraq y los falsos testimonios sobre los Balcanes, como ha tolerado las calumnias contra Chávez, Fidel o Evo Morales, porque eran mentira. Pero todo tiene un límite y si alguien dice la verdad, y sin matar a nadie, ¡he ahí por fin la ocasión de protestar!

Contra la verdad, “no es posible ningún compromiso”, afirmó Bernard Kouchner. En cuanto se pronunciase la verdad, “teníamos la consigna de abandonar la sala”, aseguró Javier Garrigues. Si se decía la verdad, “no íbamos a tolerar ningún abuso”, había declarado la presidencia checa de la UE. Como compareciese la verdad, teníamos la obligación de silenciar “ese discurso de odio”, dijo Sarkozy. Todo el que diga la verdad, apoyó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se hace culpable de “acusar, dividir e incitar”.

Si no se mata y no se miente, los europeos nos indignamos. Es natural. La verdad es más “incendiaria” que los incendios; es más “extremista” que el fósforo blanco; es más “violenta” y “provocativa” que la mutilación de un niño. Ahmadineyad, presidente de Irán, subió a la tribuna y dijo serenamente: “Israel es racista”. Los representantes europeos se le echaron encima: “violento, radical, antisemita”. La estrategia legitimadora de Israel, sencilla y brutal, se inscribe en la más acendrada tradición europea: matar, despellejar, masacrar con elegancia y sin aspavientos y escandalizarse luego ante la denuncia, que pone fin a toda posibilidad de diálogo. Decir que las críticas de Ahmadineyad no son constructivas es lo mismo que decir que las bombas de Israel no son destructivas. Entre dos constructivos bombardeos, las destructivas denuncias de Ahmedineyad lo destruyen todo. Y Europa, muy justamente, se indigna no por el racismo de Israel, que acaba de producir 1400 muertos en Gaza, sino por las denuncias de Ahmedineyad, ese racista que acusa de racismo a los asesinos de racistas palestinos. Israel no es racista: sólo mata racistas que, de otro modo, podrían cometer el crimen de denunciar sus crímenes o, por lo menos, de odiar a los israelíes.

No insistiré en lo verdadera que es la verdad que enunció el lunes el presidente de Irán en la Conferencia sobre Racismo de la ONU; hoy mismo Pascual Serrano lo explica muy bien en este mismo medio (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84192). Lo preocupante es que esa verdad haya que escucharla precisamente de labios de un gobernante que nos es tan afín como Sarkozy y que nos entusiasma tanto como Berlusconi; y que, en definitiva, es tan de izquierdas como Merkel o Klaus; un hombre que contribuye decisivamente a la ocupación de Iraq mientras utiliza la retórica anti-imperialista a favor de un proyecto social y culturalmente tan emancipador como puede serlo el del PP o el del Vaticano. Nada puede convenir más a Israel que dejar la verdad en esas manos; ningún otro portavoz legitima mejor la “dignidad” europea a los ojos de una opinión pública manipulada e ignorante. ¿Se hubiesen mostrado tan orgullosamente moralizantes nuestros embajadores si en la tribuna hubiese estado –por ejemplo- el padre de Amal y Suad Abed Rabbo, de 2 y 7 años, asesinadas delante de su casa por un tanque israelí? ¿O la madre de Lina Hassan, de 10 años, tiroteada junto a la escuela de la ONU en Jabaliya? ¿O Mahmoud Abdel Rahim, de 20 años, que perdió a sus padres y a tres hermanos en un bombardeo? Me hubiese gustado ver a los representantes de la UE despreciar cara a cara -como realmente han hecho- todo ese dolor del que son parcialmente responsables.

En todo caso, que la denuncia proceda de un lugar incómodo no es algo que haya que reprocharle a Ahmedineyad, que al menos dice la verdad, sino a nuestros propios gobernantes europeos, tan parecidos en todo lo demás a su homólogo iraní, pero que podrían, si dijeran la verdad y obrasen en consecuencia, acabar con la agonía del pueblo palestino y con la ignominia del Estado de Israel. Porque lo peor, lo más obsceno, lo más vergonzoso es que el “gesto digno, enérgico y civilizado” de nuestros representantes europeos no responde ni a profundas convicciones ideológicas ni a bajos intereses económicos; tampoco al saludable sadismo de nuestra tradición colonial; ni al honrado racismo bien instalado en nuestros instintos; responde solamente a la más pura, cobarde y humillante sumisión. Nunca nadie ha levantado tanto la cabeza para lamer unas botas.

Artículo relacionado: Discurso completo del presidente Ahmadineyad durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre el racismo (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84241).


Abr 13 2009

El buen vivir

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Leonardo Boff [Rebelión]

Según la ideología dominante, todo el mundo quiere vivir mejor y disfrutar de una mejor calidad de vida. De modo general asocia esta calidad de vida al Producto Interior Bruto (PIB) de cada país. El PIB representa todas las riquezas materiales que produce un país. Entonces, de acuerdo con este criterio, los países mejor situados son Estados Unidos, seguido de Japón, Alemania, Suecia y otros. El PIB es una medida inventada por el capitalismo para estimular la producción creciente de bienes materiales de consumo.

En los últimos años, a la vista del crecimiento de la pobreza y de la urbanización favelizada del mundo y hasta por un sentido de decencia, la ONU introdujo el Índice de Desarrollo Humano (IDH). En él se incluyen valores intangibles como salud, educación, igualdad social, cuidado de la naturaleza, equidad de género y otros. Ha enriquecido el sentido de “calidad de vida”, que era entendido de forma muy materialista: goza de una buena calidad de vida quien consume más y mejor.

Por delante de todos los países está Bután, encajonado entre la China y la India, a los pies del Himalaya, muy pobre materialmente, pero que estableció oficialmente el “Índice de Felicidad Interna Bruta”. Ésta no se mide por criterios cuantitativos, sino cualitativos, como buen gobierno de las autoridades, distribución equitativa de los excedentes de la agricultura de subsistencia, de la extracción vegetal y de la venta de energía a la India, buena salud y educación y, especialmente, buen nivel de cooperación de todos para garantizar la paz social.

En las tradiciones indígenas de Abya Yala, nombre para el continente indoamericano, en vez de “vivir mejor” se habla de “el buen vivir”. Esta categoría entró en las constituciones de Bolivia y Ecuador como el objetivo social a ser perseguido por el Estado y por toda la sociedad.

El “vivir mejor” supone una ética del progreso ilimitado y nos incita a una competición con los otros para crear más y más condiciones para “vivir mejor”. Sin embargo, para que algunos puedan “vivir mejor”, millones de personas han tenido que vivir mal. Es la contradicción capitalista.

Por el contrario, el “buen vivir” apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solamente para el individuo. El “buen vivir” supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye no sólo al ser humano, sino también al aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios.

La preocupación central no es acumular. Además, la Madre Tierra nos proporciona todo lo que necesitamos. Con nuestro trabajo suplimos lo que ella por las excesivas agresiones no nos puede dar, o le ayudamos a producir lo suficiente y decente para todos, también para los animales y las plantas. El “buen vivir” es estar en permanente armonía con todo, celebrando los ritos sagrados que continuamente renuevan la conexión cósmica y con Dios.

El “buen vivir” nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo lo que hemos usado. Será un consumo reciclable y frugal. Entonces no habrá escasez.

En esta época de búsqueda de nuevos caminos para la humanidad la idea del “buen vivir” tiene mucho que enseñarnos.


Abr 07 2009

trajes para todos

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Abr 03 2009

El alcalde y la edil de Alcalà eluden contestar a la acusación popular y niegan haber prevaricado

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Abr 02 2009

Declara como imputado el alcalde de Alcalá por malversación, tráfico de influencias y prevaricación

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[SER - radio Castelló]

El alcalde de Alcalà de Xivert, Francisco Juan Mars, declarará hoy, como imputado, ante el juzgado número 2 de Vinaros por los supuestos delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos y tráfico de influencias después de advertir, la fiscalía de Castellón, indicios de delitos en las denuncias presentadas por un ex funcionario del ayuntamiento.

Así se recoge en el decreto del fiscal en el que ya se está investigando una denuncia previa sobre el destino que se dio al millón de euros que el consistorio cobró por la subasta de una parcela pública y que debería de haberse reinvertido en patrimonio municipal del suelo. Según la resolución de la Fiscalía, de los documentos aportados por el denunciante se desprende que el equipo de gobierno de Alcalà de Xivert, del Partido Popular, podría haber presuntamente utilizado este dinero para aumentar el sueldo a los funcionarios públicos de forma irregular sin respetar el límite establecido por la legislación presupuestaria y sin tener en cuenta lo marcado por la ley en lo referente a los criterios de distribución previos de las productividades.



Fòrum ciutadà d'Alcalà-Alcossebre