Nov 25 2006

Quién sabía o quién miente

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Fernando Delgado, dedica su columna de hoy al duo Aguirre-Gallardón, y a mi me preocupa lo mismo que a él…:

Me parecería bien que Alberto Ruiz-Gallardón espere a leerse la biografía de Esperanza Aguirre después de las elecciones de mayo de 2007 si el libro no contuviera una revelación tan importante como que el ahora alcalde de Madrid sabía la noche anterior lo que iba a pasar en la Asamblea madrileña la mañana en que Tamayo y Sáez consumaron su traición. Pero como Aguirre sostiene eso, yo creo que el alcalde tendría que leerse esa biografía cuanto antes por si decide ir al juzgado o tendrán que ir otros por él. Porque lo que más me puede interesar de la biografía de Aguirre, que no merece ni la atención de Rajoy, que la considera anecdótica, no es lo que su abuelo esperara de su nieta, ni que Aznar pusiera en ella todas sus complacencias, sino que el PP conociera de antemano aquel propósito de alterar la voluntad popular de los madrileños, que eso sí que no sería anecdótico.

A mí, la vida de Esperanza Aguirre no me apasiona, y sus dificultades para llegar a final de mes ni siquiera me provocan, me traen al pairo, con lo que en realidad el libro que se anuncia no me interesa como biografía, pero sí como confesión política, si de verdad Gallardón sabía lo que iba a pasar con aquellos golfos de Tamayo y Sáez y no lo puso en conocimiento de quien debía. Tampoco me interesa nada saber si Gallardón se hace el rojillo por conveniencia o se sienta donde no le mandan, que eso pertenece al capítulo de los cotilleos de Aguirre, y los amores y desamores entre ellos dos, que ayer firmaban en el Metro madrileño una paz falsa, me traen sin cuidado.

Tampoco que la presidenta diera ayer por zanjadas sus discrepancias con su compañero es para mí otra cosa que un problema de ellos. Sus disculpas con Gallardón no implican que los ciudadanos dejemos ahora de exigir que se sepa si miente o no en su biografía por lo que respecta al escándalo de Tamayo y Sáez. Es tan necesario confirmar pronto si Gallardón conocía ese escándalo, por qué lo sabía y por qué calló, como en caso de que así no fuera reconocer en Aguirre a una calumniadora. Y si no es cierto lo que dice del alcalde, tendríamos que preguntar a su partido si estaría dispuesto a presentar a las próximas elecciones a una mentirosa pública o la mentirosa se irá de rositas. Claro que, en caso de que esto sea para Rajoy pura anécdota, ya sabemos la respuesta.

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